Historia del municipio
Villaquejida en la historia (1/4)
La privilegiada situación de la villa la convierte, desde la etapa prerromana, en un cruce de caminos y en punto de contacto entre los Astures, pueblo al que pertenece la comarca, y los cercanos Vacceos separados por el Esla o Astura, que da nombre a la gens.
La riqueza de la comarca unida a su carácter de zona de paso, la transforman en temprano objetivo de las armas romanas que, entre el 29 y el 19 a. J. C., gobernando Octavio Augusto, emprenden la definitiva conquista del noroeste peninsular, especialmente de las tierras hoy leonesas. Empresa difícil
y en la que chocan los mejores generales del Imperio como Statilio Tauro o Publio Carissio con los astures, vertebrados en torno al Esla, campañas que terminan con la sumisión de este pueblo tras una serie de duros combates, derrotas por ambas partes y episodios heroicos con el del asedio de Lancia, o los encuentros de Mons Medullius y Mons Vindius.
Las crónicas latinas recuerdan un episodio que tuvo lugar en los alrededores de Villaquejida: al parecer entre los astures corrió la noticia de la próxima llegada de las legiones romanas y éstos, prevenidos, optaron por formar un ejército, que dividieron en varios cuerpos para cortar el paso de los hombres de Augusto que se encaminaban desde los alrededores de Benavente hacia Lancia remontando el Esla, a medio camino (en algún lugar cercano a la actual Villaquejida), fueron sorprendidos y, antes de iniciar una batalla destinada a perderse, optaron por abandonar la razón y refugiarse todos en la ciudad de Lancia.
Durante la dominación romana en el entorno de Villaquejida prosperan varias villae, no en vano la comarca representa todas las virtudes que, según los tratados latinos sobre la Agricultura, debían reunir las tierras destinadas a convenirse en base funduaria y sostén de la economía rural del Imperio.
Habitada, pues, desde la etapa romana con certeza, cabecera de una poderosa villa que servía como centro económico de su entorno, este lugar sufrió una fuerte ruralización y un cierto auge a finales del Imperio y como consecuencia del abandono de las ciudades cercanas, siguiendo las pautas del resto mundo romano.
A comienzos del siglo V d. C., por estas tierras cruzaron las primer invasiones bárbaras de la península: suevos, vándalos y alanos, que saquearon a su paso esta villa y otras de la zona. En esta misma centuria, de nuevo, la comarca se vió sacudida por una segunda invasión, en esta oportunidad visigoda. Fruto de estos encuentros entre los indígenas hispanorromanos y los advenedizos germanos, las tierras cercanas al Esla, que servirá como frontera entre los visigodos (al este del río) y los suevos (al oeste), sufren todos y cada uno de los rigores reservados al limes:
escaramuzas, saqueos, campañas depredatorias, cuyas únicas víctimas reales eran los primitivos habitantes astures y romanos.
La invasión musulmana del 711 supuso un vuelco político, social e institucional que culminó con el abandono de parte de las tierras al norte del Duero aunque, lejos de convertirse Villaquejida y su comarca en una “tierra de nadie”, continuó siendo habitada aunque su potencial demográfico disminuyera notablemente.
Bajo dominio musulmán primero y como consecuencia de las empresas de la Reconquista bajo el reino asturleonés más tarde, Villaquejida, por su riqueza agrícola, se convierte en uno de los centros más sólidos de la zona sirviendo como auténtico motor económico de estas tierras cercanas al Esla.
Su riqueza la convierte en presa codiciada ‘por los principales nobles leoneses y en rico presente para ellos por parte de los monarcas del, hasta el siglo XII, reino-imperio más poderoso de la Cristiandad Peninsular.
